Detrás de mis vinos no hay grandes empresas, sino personas

Miguel Botica es el motor de este negocio de vinos singulares en el centro de Zaragoza. Sus catas, sinergias y vermús hacen de Vinos Botica, una tienda extendida

Tintinean los vasos en la antigua carbonera del siglo XVII sobre la que se asentaba el señorial palacio zaragozano de los Cuéllar. Han pasado cuatro siglos para que el negro del carbón y el fuerte olor hayan dado paso al rojo y al dorado del vino junto a unos aromas más sutiles y agradables. Esta bodega es parte de Vinos Botica, una tienda de vinos poco convencionales, ubicada en la céntrica calle Vírgenes, regentada por Miguel Botica, quien se ha ganado un espacio entre una clientela que busca un tipo de vino diferente al que se encuentra en las grandes superficies. “Los vinos que tengo no son reconocibles como marca. No se anuncian en prensa, ni en televisión”, afirma Miguel.

No siempre fue así. En sus comienzos, este sumiller toledano, asentado en Zaragoza, apostó por un modelo 50% vinos comerciales, 50% vinos de pequeñas bodegas. “Empecé con miedo, pero, poco a poco, veía en las catas que realizábamos que al dar a probar dos vinos, uno más conocido y otro menos comercial, ese segundo vino tenía más aceptación que cualquiera que se había puesto. Eso me iba dando ánimos para ir cambiando poco a poco”, asegura. Ese avance ha hecho de Vinos Botica una bodega diferente, en la que el vino se vende junto a su historia, haciendo que la experiencia de compra no sea una simple transacción económica, sino que vaya más allá.

“Cuando abrimos quería enseñar variedades diferentes, introducir a la gente en la cultura del vino, porque, aunque seamos el tercer país productor, tenemos un nivel de conocimiento muy bajo. Se bebe vino sí; se pide vino, sí; pero se desconoce la riqueza de variedades, de elaboraciones, nuestro abanico de posibilidades. Y eso es lo que intentaba mostrar en Vinos Botica”. Con ese objetivo en mente, Miguel, tras una larga experiencia en el mundo de la hostelería tanto por cuenta ajena como propia, se lanzó a esta aventura en la que “no quería ser una tienda más”. “No tenía la intención de vender los mismos vinos que se venden en otros lugares porque son muy comerciales, sino que tenía que enfocarlo desde otro punto. Quería hablar de vinos y personas. Detrás de la mayor parte de mis vinos no hay grandes empresas, sino personas”.

Ese cuidado a las personas se imprime también en el trato diario en la tienda, otro de los puntos puntos fuertes de Vinos Botica. Este es uno de sus enganches para la fidelización de unos clientes que lo que quieren es entrar por la puerta, recibir asesoramiento de Miguel e irse a casa con una historia que contar cuando disfrutan del vino adquirido. A ello ayuda, el entorno, un local que cuenta con una planta calle donde están los vinos a la venta, y con una bodega con encanto y pasado, en la que se realizan catas de vinos, acompañadas de aperitivos, una vez por semana. La elección del local, en una calle a priori poco comercial, estaba pensada desde el inicio. “Normalmente no entra el sol en la tienda. Es un espacio, en el que sin hacerle nada, es una fresquera natural, que se mueve entre los 17º y los 24º grados sin necesidad de tener aire acondicionado. Jugó un papel importante a la hora de decidirnos, sobre todo por la temperatura constante que es buena para los vinos”.

Uva, suelo y tradición

Miguel confiesa que la tienda “La Corona” de Aínsa le sirvió de inspiración, por su “apoyo a otro tipo de bodegas”. Allí, por ejemplo, se reúne la Asociación de Viñadores Independientes de Huesca, reuniones que Miguel quiere importar a su tienda para que aquí se lleven acabo las sesiones de los Viñadores Independientes de Zaragoza. Afirma que se está trabajando en este proyecto para sacarlo adelante junto a viñadores independientes, afianzado así su compromiso con las pequeñas bodegas.

Que los vinos estén pegados al territorio es una de las máximas que Miguel sigue a rajatabla, ya se define como un “gran defensor de las variedades autóctonas” “En Vinos Botica tenemos 44 variedades diferentes de uva de toda España”, afirma. Además de en la variedad de la uva, Miguel se fija en otros detalles a la hora de elegir qué ofrecer y esas características las transmite a sus clientes cuando visitan el local, contándoles datos como cuánta cantidad por cepa se ha trabajado esa uva o en qué tierra crece, así como la historia de cada viñetero. “Esas pequeñas historias de pequeños elaboradores, me sirven para el cliente”, indica.

Por eso nunca está quieto y apuesta por la rotación de producto. “La pregunta más común de muchos de los clientes es sobre qué vino he traído nuevo”, explica. Así, indica, que de todos los vinos con los que comenzó “sólo quedan 10 o 15” en las baldas de sus estanterías. Este cambio de productos hace que haya que buscar e investigar constantemente para encontrar el vino que sabe que puede gustar a sus clientes. “Cuando uno está metido en el mundo del vino, en el que hay tantas elaboraciones, me da igual tener una u otra, me voy a interesar por la tradición, uva, el elaborador”, informa.

Explorar formas complementarias de obtención de ingresos

No obstante, Vinos Botica no es solo un espacio cerrado con cuatro paredes en el que comprar vino para una cena. Desde que el comercio echó a andar, Miguel quería ofrecer algo más. Esa es la razón por la que desde un primer momento se plantearon sesiones de cata con tres vinos diferentes con un precio de entre 8 y 15 euros por persona. Las catas, dirigidas por Miguel, le han ido abriendo puertas. “Ahora tenemos preparada una cata en el exterior para una peña de 70 personas. También hemos hecho catas particulares en domicilios”. Normalmente las catas en local son de pocos asistentes para que la percepción y la experiencia sea más personal.

Traspasar la puerta de la tienda hacia fuera es otra de las normas que Miguel se ha autoimpuesto para hacer funcionar el negocio. “Todo lo que es estar fuera de la tienda siempre va a ser positivo”, dice, convencido de ello. Vinos Botica ha estado en el Mercado de Las Armas, al principio de su andadura, lo que supuso una buena oportunidad para “abrirnos a otros barrios”. También colabora mensualmente con el Club Cámara de la Cámara de Comercio de Zaragoza, en el que Vinos Botica se encarga del #VermúdeRedacción. “Este evento ha sido muy positivo, ya que algunas de las empresas socias luego han realizado catas en la tienda para sus empleados o para clientes que venían de fuera”.

Las sinergias con locales cercanos es otra de sus vías de actuación. “No era algo que tuviéramos pensado desde un principio. Ha ido surgiendo conforme avanzábamos. Tenemos la suerte de estar en un barrio, el Casco Histórico, que se está moviendo, con algún tipo de cocción, algo diferente, que busca algo más. De esta manera hemos ido creando contactos con diferentes tiendas como la Trastienda, la Quesería, las Latas… Vamos viendo qué puntos tenemos en común y en qué podemos trabajar”, indica. “Es una manera, además de que sus clientes me conozcan a mí y los míos a ellos”.

En el plano digital, Vinos Botica utiliza alguna herramienta de marketing, sobre todo el mailing, pero Miguel confiesa que no es una de sus señas, de hecho, “no tenía Facebook hasta que abrí el de la tienda”. El mailing se envía cada semana a sus clientes, quienes “tienen que haber comprado algo en Vinos Botica para que les llegue”, con las catas que se van a realizar. Igualmente, el blog como herramienta es algo que ve “útil” para crear comunidad, por lo que se plantea darle un impulso para informar sobre aspectos técnicos y curiosidades.

Regresando a lo analógico, a la calle Vírgenes, a la realidad, Miguel cree que la clave del éxito es la confianza. “Mi marca soy yo, la gente viene aquí porque estoy yo. Al final es hacerse con la confianza del cliente y una vez la tienes, da igual si estás en la calle Alfonso que aquí, van a venir”.

“Los vinos que tengo no son reconocibles como marca. No se anuncian en prensa, ni en televisión”


Miguel Botica

“No tenía la intención de vender los mismos vinos que se venden en otros lugares porque son muy comerciales, sino que tenía que enfocarlo desde otro punto”


Miguel Botica

“Las pequeñas historias que hay tras los pequeños elaboradores, me sirven para el cliente”


Miguel Botica

“Todo lo que es salir fuera de la tienda siempre va a ser positivo”


Miguel Botica
  • Vinos Botica

  • Calle de las Vírgenes, 3, Zaragoza

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