Viajes a lo imaginario y a lo real en el corazón de Cuarte de Huerva

Pastelería, cafetería y agencia de viajes, un tres en uno que ha refrescado la oferta comercial de esta localidad zaragozana

“Alicia empezaba ya a cansarse de estar sentada con su hermana a la orilla del río, sin tener nada que hacer: había echado un par de ojeadas al libro que su hermana estaba leyendo, pero no tenía dibujos ni diálogos. «¿Y de qué sirve un libro sin dibujos ni diálogos?», se preguntaba Alicia. Así pues, estaba pensando (y pensar le costaba cierto esfuerzo, porque el calor del día la había dejado soñolienta y atontada) si el placer de tejer una guirnalda de margaritas la compensaría del trabajo de levantarse y coger las margaritas, cuando de pronto saltó cerca de ella un Conejo Blanco de ojos rosados”. El principio de ‘Alicia, en el País de las Maravillas’, el famoso libro de Lewis Carroll, podría ser el inicio de la biografía de El Sombrerero Loco, una pastelería/ cafetería /agencia de viajes, que abrió sus puertas en Cuarte de Huerva un caluroso mes de julio de 2016 en busca de una vida llena de dulces, viajes y conversaciones entre cafés.

Los protagonistas de esta aventura no son ni un conejo blanco, ni Alicia, ni la reina de corazones, ni el mismísimo Sombrerero Loco, sino Ángeles Casaus y Alberto Jorcano, un matrimonio que decidió montar un negocio en el que pudieran trabajar ambos en lo que se les daba bien. Alberto regentaba una famosa agencia de viajes con más de 20 años de experiencia, situada en la céntrica calle zaragozana de San Juan de la Cruz. Por su parte, Ángeles, en ese momento, por circunstancias derivadas de un accidente, estaba sin trabajo, pero con muchas ganas de desarrollar un negocio propio relacionado con su pasión: la repostería. Así concibieron un local en el que tras un buen café y un buen bocado dulce, muchos pudieran pasar al espacio que ocupa la agencia de viajes para reservar un viaje al País de las Maravillas.

“A Ángela siempre le había gustado hacer dulces. Había recopilado recetas de la familia y llevaba años haciendo cursos por toda España”, comenta Alberto. “Queríamos encontrar un local donde pudiera dedicarse a ello profesionalmente”, añade. En esa búsqueda, el matrimonio se encontró con el espacio que ahora mismo ocupan en Cuarte de Huerva. “Teníamos otra idea en la cabeza. En un primer momento, yo no pensaba mover la agencia, pero al ver el local nos dimos cuenta de que nos daba muchas posibilidades. Era diáfano, de obra, grande… Tenía ventanales y empezamos a diseñar en nuestra cabeza lo que podíamos hacer”, explica Alberto. Y así, después de algunos trámites burocráticos, nació El Sombrero Loco, una cafetería /pastelería/agencia de viajes, cuya actividad se divide entre su zona de restauración, sus tartas artesanas y un escritorio de venta de viajes.

Un modelo de negocio diferente

Enseguida Alberto se habituó al nuevo trabajo, en el que, asegura, ha aprendido a distribuir mejor el tiempo. “No hay tiempos muertos. Al principio me costó acostumbrarme a llevar otro tipo de negocio tan diferente a una agencia de viajes con tareas como trabajar en la cocina, servir, recoger… Fue duro, pero al final te adaptas”. Respecto a su oficio de agente de viajes, continúa en ello, pero advierte que el sistema de ventas se ha transformado en los últimos años. “Aunque me viniera aquí, después de 20 años, ya tengo una agenda de clientes estable. Además, la forma de vender viajes ha cambiado mucho y ahora gran parte de la venta se hace por internet” por lo que la ubicación no tiene tanta importancia como antes.

Confiesa que sabían de la existencia de servicios mixtos similares al que iban a abrir, situados en ciudades como Madrid y Barcelona. No obstante, asegura que no se fijaron en ellos, sino que “simplemente queríamos abrir algo que supiéramos hacer”. Y la verdad es que en poco tiempo El Sombrerero Loco se ha hecho un hueco en los hábitos de los vecinos de Cuarte que ocupan las mesas de su cafetería a diferentes horas del día y, además, utilizan sus servicios de pastelería reservando para eventos especiales las tartas artesanas que confecciona Ángeles con tanto esmero y cariño. “En Cuarte nos han acogido de maravilla. No conocíamos la localidad y nos hemos integrado muy fácil y rápidamente”, indica. Tal es así que desde este negocio no dudan en colaborar con las iniciativas del barrio, los equipos o las asociaciones que llaman a su puerta. “Muchos de los clientes pertenecen a grupos e incluso algunos se reúnen aquí. Así que nos parece lógico ayudarles y participar en sus propuestas”, explica.

“Aquí siempre es la hora de comer tarta”

Este eslogan que se lee a la entrada del local nos da una idea de lo que nos espera dentro. El espacio, diseñado en gran parte por la mente de Ángeles, es un lugar al que ir para buscar tranquilidad mientras se toma un café acompañado, por supuesto, de un buen trozo de pastel. No hay televisión ni equipos de música que rompan la concentración, por lo que son muchos los que lo eligen para trabajar o estudiar. “Tenemos grupos de tertulias que quedan aquí semanalmente para tratar diferentes temas”, informa Alberto. Igualmente, en la cafetería hay un espacio de exposiciones abierto a creadores de Cuarte de Huerva y de otros lugares para que expongan sus obras, pero también para que puedan entrar en contacto con posibles compradores. “Cada dos meses y medio, más o menos, cambiamos de exposición e intentamos que sean diferentes”, apostilla el dueño del local. Otra de las actividades que se realizan en El Sombrero Loco son cumpleaños. “Acogemos el máximo de actividades que puedan tener no solo un beneficio económico, sino también que representen un beneficio para la comunidad”.

Esa atmósfera que existe dentro del local no es casual, sino que está trabajada y meditada hasta el último milímetro. “Un arquitecto nos hizo un diseño para que el Ayuntamiento nos concediese la licencia. De la decoración, muebles y concepción de espacios se encargó Ángeles. Ella tenía claro cómo lo quería. Incluso el mostrador, que se lo encargamos al carpintero, fue ella quien le hizo el dibujo”, explica. El cliente que entra se encontrará en un paisaje poblado por muebles de segunda mano, muchos reciclados y restaurados, que hacen que la experiencia de tomar un café sea diferente a la que se tiene en una cafetería al uso.

El cariño que se ve en la decoración se degusta en sus tartas. Las creaciones de Ángela llevan horas de trabajo y de cuidado que dan como resultado un postre perfecto para una celebración tanto por su sabor como por su imagen. “Hemos conservado desde el principio la filosofía de lo hecho en casa y así nos hemos ido acercando a la comunidad, con un buen producto, hecho a mano. Hemos encontrado nuestro mercado, que lo aprecia. El local cuenta con un obrador cara a vista para que los clientes vean cómo lo hacemos y así proyectamos el esfuerzo y el trabajo diario que conlleva”. Ese empeño también tiene su ventana en internet a través de redes sociales como Instagram y Facebook, así como con una página web propia, de aspecto cuidado, donde no falta un blog con curiosidades y consejos. Tras un vistazo a sus fotografías es difícil resistirse a no cruzar el espejo.

Texto de Beatriz Cuartero Méndez

Fotografías de Marcos Cebrián

Video de Amaury Cabrera

“Siempre me ha gustado hacer dulces. Había recopilado recetas de la familia y llevaba años haciendo cursos por toda España”


Ángeles Casaus, El Sombrerero Loco

En un primer momento, yo no pensaba mover la agencia, pero al ver el local nos dimos cuenta de que nos daba muchas posibilidades


Alberto Jorcano, El Sombrerero Loco

Hemos conservado desde el principio la filosofía de lo hecho en casa y así nos hemos ido acercando a la comunidad, con un buen producto, hecho a mano


Ángeles Casaus, El Sombrerero Loco

Acogemos el máximo de actividades que puedan tener no solo un beneficio económico, sino también que representen un beneficio para la comunidad


Alberto Jorcano, El Sombrerero Loco
  • El Sombrerero Loco

  • Calle de la Constitución, 1, Cuarte de Huerva, Zaragoza

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