En la variedad está el gusto
Verónica Romeo dirige un negocio ecléctico de ropa, libros y complementos en el que los clientes encontrarán una diversa gama de productos y talleres originales
Kabuky con y. Esta pequeña tiendecita, proyecto personal de Verónica Romeo, ha escogido un nombre que la define. “No es que me guste el tema japonés, pero leí esta palabra hace años en el periódico y recorté el artículo. Lo tenía guardado”, explica esta joven emprendedora. Le gustaba por su forma, pero investigó un poco más sobre su significado y descubrió que la palabra Kabuki, con i, es uno uno de los tres tipos de teatro clásico japoneses. Ahondando aún más en el asunto supo que, si se descompone en kanjis, se descubre que proviene de la conjunción Ka= cantar, Bu= bailar, y Ki= habilidad y del verbo Kabuku que vendría a significar actuar libremente o destacar en forma extraña por lo que este vocablo tendría por extensión la connotación de insólito o vanguardista. “Cuadraba perfectamente con lo que quería”. Así que modificó la i por la y, y le añadió el apellido de Espacio Dinámico para crear su negocio con el que lleva en marcha, y nunca mejor dicho, desde 2017.
Antes, esta joven de familia procedente de la rama de la hostelería, se había formado en gestión internacional y marketing, sustentando un puesto de cargo medio en una compañía. Sin embargo, cuando regresó de su baja maternal se dio cuenta “de que ese no daba más de sí, que había tocado ya fondo”. “Mi sueño había sido siempre montar una tiendencita pequeña”. Y con eso en la cabeza, esta mujer todoterreno empezó a hacer cursos, a formarse y, sobre todo, a cuestionarse por qué no apostar por su proyecto personal. “Estuve mucho tiempo madurando la idea. Empecé a viajar, a ir a ferias, a contactar con diseñadores… La aparición de Instagram también fue importante para ver que se estaban haciendo cosas nuevas y diferentes”. Con este batiburrillo de emociones e ideas, Verónica al fin se lanzó a abrir su propio negocio, un espacio ecléctico donde conviven artículos diversos y originales. En Kabuky se pueden encontrar desde ropa de mujer, maquillaje, gorras, libros y cuentos hasta complementos para hombres. En definitiva, un comercio donde ir a comprar regalos especiales para otros o para uno mismo.
Con todo claro en su planificación, llegó uno de los grandes obstáculos a los que se ha enfrentado: encontrar local. “En principio quería instalarme por la zona de Bretón y Gran Vía, pero no encontraba nada. Estuve mirando en muchos sitios, incluso en barrios, pero al final di con este local y decidí instalarme”, confiesa. Una vez elegido este local en la céntrica, pero escondida calle San Félix, era el turno de decorar. “El diseño es mío. Saqué del baúl de los recuerdos todo lo que tenía pensado, los pins que me había guardado de Pinterest y demás”. El espacio ha ido cambiando a lo largo del tiempo por las necesidades de cada momento. “Es todo muy efímero. Como tengo un género tan diverso, hoy puedo tener un burro de ropa ahí, pero mañana igual lo cambio por una estantería”, confiesa.
Esta confesión solo se entiende si se conoce de cerca Kabuky. La razón: el gran abanico de productos de los que dispone para todos los públicos y gustos. Verónica no se cierra a nada, eso sí, siempre apuesta por la exclusividad, por eso de cada artículo que vende puede que traiga únicamente uno o dos ítems. “No tengo almacén”, indica. Para escoger lo que vende actúa un poco por impulso, por lo que le va ofreciendo el camino que va recorriendo. “A veces una cosa te lleva a la otra. Por ejemplo, el maquillaje lo tengo porque la chica que lo hace antes vendía joyas y empezó con la cosmética y decidí también tenerla en la tienda”, explica.
Puede que las mentes más obtusas crean que una mezcla tal de elementos no puede casar. Sin embargo, una vez dentro del local, se dará cuenta de que todo tiene su coherencia. La coherencia viene unida a la manera de ser de Verónica, que se desvive por los clientes y explota su curiosidad. No es una simple expendedora de ropa, libros o complementos, no. Si hay que indagar, indaga. “Al final cuando vas a un comercio muchas veces lo haces por la persona que está atendiendo. Van por ti”, reflexiona. Por eso, antes de poner a la venta alguno de los libros que muestran sus estanterías, ella se lo ha leído antes. “Esto es un trabajo de muchas horas. Me llevo los libros a casa porque quiero saber de qué van exactamente para después poder aconsejar lo más adecuado para cada cliente”, indica. También conoce la historia de los demás productos que tiene y no duda en pasar el rato contándole a quien se interesa qué hay detrás de cada uno de ellos.
Una comunicadora nata
Uno de los fuertes de Verónica es su manera natural de llegar a los clientes, su forma innata de comunicar. Esto se logra tanto en el trato personal que dispensa a los que entran en su tienda “sin atosigar” como en el trato que da a aquellos que la siguen en las redes sociales, un área que controla y a la que le dedica horas durante su jornada laboral y después. “Por la noche muchas veces, subo el contenido, porque sé que mi público está a esa hora en el sofá consultando el móvil”, explica. Muchos le escriben en ese momento para preguntar precios o para pedir que le reserven el producto. No obstante, a veces de esa forma se pierden ventas seguras, por lo que Kabuky está ahora mismo trabajando en una web de comercio electrónico. “Así, por ejemplo, quien nos vea en redes puede formalizar la compra en ese mismo momento”.
Verónica es muy activa en medios sociales como Instagram o Facebook, en los que contacta con influencers, y donde cuelga otro de los atractivos de su tienda: los talleres. El pequeño espacio que ocupa el lugar no es impedimento para que se remuevan los muebles y cada poco haya un taller especial para clientes habituales, pero también para nuevos que descubren el rincón con estas iniciativas. Hace poco tuvieron uno para hacer una puerta al mismísimo Ratoncito Pérez. También han organizado talleres para hacer alpargatas, bordado creativo, cojines de lana merino, lettering… “Estoy en una callecita y quiero crear tráfico a la tienda. No puedo parar”, asegura. Igualmente informa de que sus talleres, que son impartidos por profesionales, tienen una gran aceptación y siempre logran la meta de las inscripciones. “Lo muevo en redes, agendas de Zaragoza, etc…”
¿Planes de futuro? Por supuesto. “Me gustaría mudarme a un local más grande para poder hacer mejor los talleres. Pero de momento me quedo aquí”. Su ubicación le permite además pertenecer a la Asociación ‘Vive Méndez Núñez’ desde donde están esforzándose para dar dinamismo a esta parte de la ciudad. “Estamos trabajando para crear propuestas innovadoras. Hemos venido a la zona gente joven y con ganas de hacer muchas cosas”.
Texto de Beatriz Cuartero Méndez
Fotografías de Marcos Cebrián
Video de Amaury Cabrera
“Es todo muy efímero. Como tengo un género tan diverso, hoy puedo tener un burro de ropa ahí, pero mañana igual lo cambio por una estantería”
“Estuve mucho tiempo madurando la idea. Empecé a viajar, a ir a ferias, a contactar con diseñadores… La aparición de Instagram también fue importante para ver que se estaban haciendo cosas nuevas y diferentes”
“Al final cuando vas a un comercio muchas veces lo haces por la persona que está atendiendo. Van por ti”
“A veces una cosa te lleva a la otra. Por ejemplo, el maquillaje lo tengo porque la chica que lo hace antes vendía joyas y empezó con la cosmética y decidí también tenerla en la tienda”
Kabuky Shop
Calle San Félix, 2, Zaragoza
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