Comodidad y elegancia en cada pisada

Cuando hablamos de calzado nos vienen ideas a la cabeza como confort, diseño y moda. Pablo Ochoa Shoes es un firme ejemplo de que dar cabida a
todos estos términos, con una gran relación calidad-precio, es más que posible.

Con tres generaciones familiares a sus espaldas, esta marca franquiciadora asentada en Zaragoza pero con presencia en otros puntos de la geografía española, cuenta con más de 1.000 modelos nuevos por temporada. Además, desarrolla anualmente, mediante sus marcas propias mayoritariamente en fábricas españolas, zapatos de alta calidad para todas las edades.

Pregunta: Tenéis más de 70 años de historia, ¿cómo nació Pablo Ochoa Shoes?

Respuesta: Todo nace con mi abuelo. En Calahorra se crea la primera tienda en el año 1951, y de ahí se cambia luego de local porque él quería ampliar y mejorar el negocio. A la tienda se incorporó uno de sus hijos. Luego, mi abuelo siempre ha sido bastante inquieto, así que cogió y se vino con la familia a Zaragoza.

Dejó a un hijo en Calahorra con la tienda, que iba bien y funcionaba, y él se fue con el resto de sus hijos a la aventura a Zaragoza… Luego mi abuelo enfermó y se ocuparon mi tía, mi tío y mi padre del negocio. Llegó un momento en que se separaron. Mi tía y mi padre siguieron por un lado y, mi tío, por otro, pues tenían diferentes visiones.

Mi padre y mi tía abrieron más tiendas en Zaragoza y Logroño y crearon un sistema de franquicias por el cual nos hemos ido expandiendo durante los años. Ahora estamos en el siguiente paso, que es la tercera generación, porque en la pandemia se jubiló mi padre y después se jubiló mi tía. Estamos en esa transición de tener que formar un equipo para los próximos años.

P: ¿Qué tipo de calzados ofrecéis? ¿Cuáles son vuestras señas de identidad en este sentido y qué modelo de negocio tenéis?

R: Tenemos un negocio multimarca, es decir, de calzado y complementos de moda en el que vendemos las mejores marcas que hay a nivel nacional e internacional,
combinados con mucho producto propio.

Nosotros tenemos mucho producto propio, muy reconocido tanto a nivel local como en tienda en sitios donde no estamos. Nos llaman muchos comerciantes preguntando por si pueden tener nuestro producto, o incluso clientes que son de Zaragoza, Soria, Huesca pero que ahora viven en Barcelona, Madrid o Sevilla y vienen aquí y nos compran siempre porque encuentran en nuestro producto una relación calidad- precio, diseño, comodidad, … etc, que no encuentran en otros sitios.

Esto es un poco lo que nos distingue del resto, porque hay muchas marcas que las puedes encontrar en muchos sitios, pero nosotros procuramos tener siempre marcas que aportan un valor. Panamá Jack, por ejemplo, es valor de marca española con botas para invierno hechas en España. Las menorquinas de RIA, que están muy bien hechas, son pioneras en su mercado y están hechas aquí con una relación calidad-precio buena. Esto luego lo combinas con otras marcas que están o que pueden estar más de moda. En unos momentos te toca vender las Ugg, otras veces Birkenstock.

Hace muchos años vendíamos otras marcas que el mercado las va dejando, y nosotros nos tenemos que ir adaptando a ese mercado y al mismo tiempo evolucionar con nuestro producto y con nuestras distintas marcas. Al final, el público nos demanda a nosotros unos precios, una calidad y un diseño que con el volumen de tiendas que tenemos podemos ofrecer porque tenemos rotación: tenemos una escala de precios que podemos conseguir gracias a todo este trabajo que hacemos.

P: Tenéis tiendas abiertas en muchas ciudades en España, ¿cómo ha sido este proceso de expansión a lo largo de los años? ¿Cuáles han sido las decisiones que han motivado el iros expandiendo?

R: La expansión es siempre una inquietud de las personas que llevan el negocio. Mi tía y mi padre tenían la inquietud de crecer y tomaron la decisión de crecer primero con tiendas que tenían. Luego desarrollaron un sistema de franquicias que nos va muy bien desde antes del 2000. Lo bueno es que todos los franquiciados que empezaron desde un principio, siguen.

No ha habido franquiciados que se hayan ido, y ha pasado de todo, pandemia incluida. Seguimos todos, lo que habla muy bien del sistema que crearon mi tía y mi padre. Al final es esa inquietud también, el tener ese conocimiento de producto, de fabricación, etc., lo que te hace evolucionar en tu marca propia.

Para crear tu marca propia necesitas un cierto volumen, porque si no, no puedes desarrollar todo lo que tú quieres. Necesitas evolucionar en tiendas para darle salida a ese producto, generar y crear volumen suficiente como para esto, entonces se combinan tiendas propias, como, por ejemplo, la tienda de Valladolid. Es una tienda que abrimos nosotros por nuestra cuenta con franquiciados que son comerciantes de Huesca o de Soria y que han sido comerciantes toda la vida, pero que ha llegado un momento en el que dicen “me paso al sistema de franquicias de Pablo Ochoa, que me ofrece unas garantías y unas ventajas que yo no tengo como autónomo o como un comercio independiente normal”.

Nuestro perfil de franquicias es de no querer inversores, no nos gusta, no nos sentimos cómodos. En nuestro caso hay una relación más directa que en otras
empresas, y eso que se quiere seguir manteniendo porque le vemos más una ventaja que un inconveniente a la hora de gestionar con personas. Por eso nosotros el perfil de franquiciado que sea una un inversionista no nos convence, porque al final está solo para los números. Lo que podemos ver es que igual está más preocupado o puede estar más preocupado de sacarle una rentabilidad X, y al final puede que para obtener esa rentabilidad igual no invierte en personal, o no invierte en adaptar las instalaciones y mantenerlas. Y la marca o sufre.

P: ¿Qué perfil tenéis como franquiciador? Es decir, ¿sois relativamente rígidos o dais cierto margen a que los comerciantes también cuestiones de la tienda?

R: Todas las marcas o productos que tienen en las tiendas solo pueden salir de nosotros. Ellos pueden ver cosas por ahí y decirnos, “oye nos interesaría tener la marca Morrison”. Es un sistema totalmente distinto al que puede haber en otros sitios. Todo el producto se lo damos nosotros. El franquiciado no ha pagado nada, solo paga por venta, entonces somos nosotros los que le damos las marcas o el producto que
necesita en base a las ventas que tiene.

Se analiza lo que vende y lo que no vende. Luego, ellos no tienen todo el catálogo en las tiendas porque es imposible. En base a las ventas que tienen y al producto que vemos que va bien allí, les damos los productos que necesitan. Siempre estamos muy alineados, porque nuestro interés es el mismo que el suyo. Ellos tienen el interés de vender lo máximo posible y nosotros igual. Si ellos ven que no tienen algo, se lo intentamos dar, luego ya veremos si realmente lo necesitan o no. Volviendo a la relación de empresa familiar, hay una relación muy estrecha entre todos, y para nosotros un franquiciado no es como una persona más que está con nosotros, que nos ayuda a desarrollarnos: tenemos que atenderle en todo.

Está muy dirigido, para ellos es más fácil. Hay tiendas que igual es un franquiciado que está solo, pero hay otras tiendas que son franquicias que tienen más personal. Se ocupan de ese personal, de tener bien la tienda y luego nosotros nos ocupamos del resto, y a final de temporada se les retira el artículo, pero también se les envía el nuevo.

Fotografías de Marcos Cebrián

Vídeo de Amaury Cabrera

«Combinamos las mejores marcas nacionales e internacionales con producto propio»

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«Nuestro perfil de franquicias nos permite tener una relación más directa con el franquiciado»

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«Somos la tercera generación desde que mi abuelo abrió la primera tienda»

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