La Librería de toda la vida

No hay mejor sensación que entrar a una librería y poder respirar el olor a libro nuevo. Esa emoción que te hace recordar tu niñez, la vuelta al cole y la ilusión de devorar más y más libros. Y así, es como surge la pasión y la vocación. Es el caso de Julia y Pepito, los propietarios de la mítica librería Antígona, que se encuentra en las inmediaciones de la Universidad de Zaragoza, en la calle Pedro Cerbuna. 

 

Fue hace ya más de 33 años, en 1988, cuando la joven pareja llegaba con ilusión y 500 pesetas en el bolsillo para montar su propia librería, aún lo recuerda Julia: “un día paseando vi que estaba el local en alquiler, llame corriendo a la agencia y dije: ‘este local va a ser mío»’. Los dos ya tenían experiencia colaborando y trabajando en la antigua librería Muriel, que en esa época estaba en sus últimos días, algo que les enseñó cómo tenían que gestionar una librería: “era un espacio muy bonito, pero el único que se implicaba era Pepito, el librero. Había muy buena intención, pero la gestión fue un desastre”, explica Julia.

¿La clave del éxito? Posiblemente, uno de los grandes factores que han influido para que se convirtiera en una librería de referencia es la cercanía a la universidad. “Queríamos tener una parroquia fija, pero dar servicio a cualquier tipo de persona que necesitara encargar un libro”, asevera Julia, quien añadía que gran parte de su clientela siguen siendo docentes y estudiantes.

“Zaragoza es una ciudad editora y librera desde el siglo XVI”, afirma, indicando que cuando en Holanda y Bélgica empezaron a publicar “aquí había imprentas que ya editaban unos libros espectaculares”. Algo en lo que concorda Rafael Yuste, jefe de producción editorial de PRAMES: “Zaragoza era pionera, era la Florencia española”. Rafael, que a finales de los años ochenta era estudiante, recuerda que con sus amigos hacia Drume Negrita, una colección de literatura breve, “veníamos a la librería de Julia y Pepito y dejábamos los ejemplares”. “Todo lo que sea movimiento cultural hay que apoyarlo, es por responsabilidad también”, concluía Julia.

Pero si algo hace bien esta librería es la conexión que tienen los clientes. Y la forma más útil es hacerlo de tú a tú. Las presentaciones y reuniones son “clave para la venta y para dar a conocer al lector”, asegura Julia, subrayando que “es una manera muy romántica de atraer al público”. Pero ¿qué pasa si llega una pandemia mundial donde la distancia social es imprescindible para frenar la crisis sanitaria? “seguimos haciendo presentaciones en el exterior, en el Parque Grande, y, ahora que está todo más calmado en espacios públicos con medidas Covid controladas”, asevera.

Y, es que, por mucho que la gente diga que el papel y, por ende, los libros van a desaparecer, es algo imposible. “Ahora han vuelto las revistas en papel, ha habido 10-15 años que parecía que lo digital vaticinaba la muerte del libro”, explica Julia, contundiendo que “el papel no va a desaparecer”. Los libros de papel, indica, son el soporte perfecto para contener cualquier tipo de literatura, idea, ensayo o poesía, “es mucho más agradable como formato”, mientras que los soportes digitales “son necesarios porque muchas publicaciones e investigaciones no se podrían difundir porque, entonces sí se acabarían los bosques”. “Son herramientas complementarias”, concluía Julia.

Fotografías de Marcos Cebrián

Vídeo de Amaury Cabrera

“ Queríamos tener una parroquia fija, pero dar servicio a cualquier tipo de persona que necesita encargar un libro ”

Julia Millán, Librería Antígona

“Zaragoza es una ciudad editora y librera desde el siglo XVI”

Julia Millán, Librería Antígona

“ Gran parte de su clientela siguen siendo docentes y estudiantes ”

Julia Millán, Librería Antígona

“ Las presentaciones y las reuniones son clave para la venta y para dar a conocer al lector ”

Julia Millán, Librería Antígona

“ El papel no va a desaparecer ”

Julia Millán, Librería Antígona
  • Librería Antígona

  • Calle Pedro Cerbuna , 25, Zaragoza

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